Dominique Abel
Si tecleamos en Google: Dominique Abel, veremos que tiene unas 138.000 referencias, de las que 4000 pertenecen a Wikipedia. En estas miles de páginas, entre otras cosas, dicen de ella que es una “fascinante” directora de cine, escritora, guionista, modelo internacional, musa de fotógrafos, y apasionada del flamenco. Y es cierto. Sin embargo, basta estar con ella media hora, para comprender que estas definiciones se parecen tanto a Dominique como la sombra de un crucifijo a la sombra de un avión de combate.
Para mi Dominique Abel es una energía telúrica. Un relámpago de luz blanca que entra en tu vida, como lo hace la electricidad en la punta de la lengua al chupar una pila de petaca. Dominique acumula bajo su aspecto frágil y delicado una fuerza mental y una ternura capaces de hacerte ver la vida como un río de aguas bravas en el que se ocultan, brillantes pepitas de oro puro.
Por eso, si la suerte quiere que Dominique se cruce en vuestro camino, prestadle atención y tratadla con el cuidado y la delicadeza con la que se trata la cabeza de un recién nacido. Estáis ante uno de los pocos seres humanos que van quedando, capaces de conseguir que un león cante por seguirilla en la barra de una taberna.
Para mi Dominique Abel es una energía telúrica. Un relámpago de luz blanca que entra en tu vida, como lo hace la electricidad en la punta de la lengua al chupar una pila de petaca. Dominique acumula bajo su aspecto frágil y delicado una fuerza mental y una ternura capaces de hacerte ver la vida como un río de aguas bravas en el que se ocultan, brillantes pepitas de oro puro.
Por eso, si la suerte quiere que Dominique se cruce en vuestro camino, prestadle atención y tratadla con el cuidado y la delicadeza con la que se trata la cabeza de un recién nacido. Estáis ante uno de los pocos seres humanos que van quedando, capaces de conseguir que un león cante por seguirilla en la barra de una taberna.
Juan Herrera